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La mujer como objeto de violencia

  • Foto del escritor: Disidentas
    Disidentas
  • 16 mar 2019
  • 9 Min. de lectura

Actualizado: 25 jun 2019

por Margarita Huertas


En el siguiente ensayo, analizare cómo es vista la mujer en el arte antiguo, en la “Guía de la buena esposa” del año de 1950 y en la publicidad en general.

Desde la antigüedad, la mujer ha sido representada como objeto de “apreciación”, ya sea por la religión o por el arte.



En la época paleolítica hacían figuras del cuerpo de la mujer enfatizando en los senos ya que son enormes, y fueron considerados “símbolo de fertilidad”, lo cual sólo es una manera de ocultar la connotación sexual dirigida al público masculino que esta figura tiene.



La Venus de Milo, escultura de la antigua Grecia, también es un ejemplo de utilizar la desnudez de una mujer para simbolizar a una diosa, y de esta manera, justificar que no se trata del desnudo en sí, sino de lo que representa.








En la pintura europea al óleo su tema principal son los desnudos femeninos, y en estos cuadros están los criterios que hacen que juzguen y critiquen a las mujeres.

Como ejemplo, este es un cuadro de Adán y Eva que en la época medieval era muy común pintarlo:




Y cómo viese la mujer que el árbol era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr sabiduría, tomó su fruto y comió, y dio también a su marido, que igualmente comió. Entonces se les abrieron los ojos, y se dieron cuenta de que estaban desnudos; y cosiendo hojas de higuera se hicieron unos delantales (…). El señor Dios llamó al hombre y le dijo: “¿Dónde estás?”. Este contestó “Te oí andar por el jardín y tuve miedo, por eso me escondí” (…) .Y dios dijo a la mujer: “Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con dolor parirás los hijos. Hacia tu marido irá tu apetencia, y él te dominará”. 1



Para mí, es muy importante esta historia, ya que es el origen inconsciente de toda la carga negativa que ha llevado consigo la mujer. Eva fue la que comió la manzana, y por ello se dieron cuenta de que estaban desnudos. Se le culpa a ella de todo, como si

hubiera obligado a Adán a comer la manzana y como castigo, se le condena a ella y a todas las mujeres a ser sometida por el hombre.


La pintura siguiente se titula: Susana y los ancianos, de Tintoretto. En ella se muestra una escena en cómo un grupo de hombres observan con morbo a una mujer, la cual se siente muy incómoda por ello pero no se va, se queda ahí aguantando que la miren desnuda.



Se pintaba a una mujer desnuda y era observada por terceros, sin poder disfrutar ella misma de su propia desnudez.


Peter Lely fue un pintor del siglo XVII, y todos sus cuadros representan lo mismo: el desnudo parcial o total de una mujer. Estos cuadros anteriores que decidí poner, las mujeres miran al espectador que es hombre, con una mirada de seducción, pidiendo ser vistas y admiradas, no como humanas, sino como cuerpo-objeto de deseo. Nunca se observan a ellas mismas, siempre se dirigen al espectador que las mira y juzga.



“GUÍA DE LA BUENA ESPOSA” DE LOS AÑOS 50


La idea de que mi ensayo se tratara también sobre el tema de la publicidad de los años cincuenta, fue porque recordé cómo era mi abuela Raquel que ahora ya no está conmigo, pero siempre está en mi mente y en mi corazón. Ella, como muchas otras

mujeres de su época, se casó en el año de 1954 a los 16 años de edad, para dejar de ser una señorita de casa y convertirse en ama de casa. Muy probablemente vio la guía y los comerciales que a continuación mostraré, los cuales nos explican muchas cosas de cómo fue su vida y de muchas mujeres más que años después se convirtieron en nuestras abuelas.

La publicidad de los años cincuentas es excesivamente machista: la mujer y la hija lavando los trastes y el hijo y el esposo viendo el partido, la mujer que va a la tienda por las cervezas del esposo, ya que ni eso él puede hacer; la mujer entusiasmada porque su marido le regaló una aspiradora y lo abraza fuertemente porque este “detalle” que tuvo con ella es símbolo de que la “ama”.


La “Guía de la buena esposa” fue escrita por Pilar Primo de Rivera en el año de 1953, cuando era líder en la Sección Femenina de la Falange en España, y son once consejos que una mujer casada debía seguir para ser la esposa ideal del régimen franquista.


Escogí los que me parecieron más importantes de mencionar:



Esta es la portada de la “Guía”. Es una mujer observando si quedó limpio o no su sartén y desde este momento, está emitiendo el mensaje de que toda la limpieza de la casa, hasta de lo más mínimo como un sartén, es responsabilidad de la mujer.






El consejo número cuatro es: ¡Arregla tu casa!. El cual significa que antes de que el esposo llegara la mujer limpiara como “última ronda” para que el marido viera presentable la casa sin importar el cansancio que ella tuviera, o alguna cosa de su interés que quería hacer, simplemente esto no importaba, ya que tenía que cumplir con sus “obligaciones” establecidas por el patriarcado. En la imagen se ve a una mujer de rodillas en el suelo y así es cómo culturalmente estaba representada la mujer para hacer el quehacer, en el suelo, como si no tuviera valor alguno, más que sólo el de servirle al otro, en este caso, su marido.



Este es uno de los consejos que más me impactó, la relación es de dos y no de uno, y lo que este “consejo” está diciendo es que

no importa lo que quiera expresar la mujer, lo único importante es lo que el hombre quiera decir. ¿Cuántas mujeres habrán pensado que esto era verdad? Lamentablemente, me imagino que muchas y esto tal vez las hizo muy infelices, porque no hay nada mejor que decir lo que pensamos y queremos. La imagen es muy clara, la mujer tejiendo y callada, mientras el hombre es el que habla. Es un claro ejemplo de cómo la mujer tenía que estar: subordinada al hombre.



Este “consejo” pide entender al esposo, no quejarse por sus infidelidades y por su “mundo de compromisos”.¿Por qué no se le pide a ellos también entender a la mujeres?. Lo único que puedo decir es que es la idea de la mujer como buffet de comida, el hombre tiene derecho de comer de ese buffet todo lo que quiera, ya que nadie se lo podrá impedir, ni su propia esposa. Es una muestra clara de que ellos si tenían permiso de divertirse, llegar tarde o incluso no llegar, pero una mujer nunca podía hacer esto, ni soltera ni casada, ya que era muy mal visto.



No importa si la mujer era infeliz, porque ante el marido tenía que sonreír aunque no tuviera ganas de hacerlo. Complacerlo es lo que debía de hacer y, para lograr esto tenia que sobajarse y reprimirse.




Además de ser una sirvienta sin sueldo, tenía que lucir hermosa ante él. El día tiene veinticuatro horas y este “consejo” pide que sólo se dieran cinco minutos para descansar y arreglarse, dando a entender que el resto del día tenía que estar a la orden del esposo.



¡Hazlo sentir a sus anchas! Desvalorizando así, el trabajo que hace la mujer en todo el día y considerando como lo único importante las actividades que tuvo el hombre en su día. Este consejo pide fingir hasta en el tono de voz para hablarle al hombre: “suave y placentera” como seduciéndolo para que de esta manera esté contento, sin importar que ella lo esté o no.



La mujer tenía que estar al pendiente hasta del clima dentro del hogar en invierno, con el sólo objetivo de que él se sintiera “como en el paraíso”, argumentando que esto “le levantará el ánimo a ella”, animo que tiene destruido por no ser prioridad en ninguna de estas recomendaciones. Menciona también “satisfacción personal” y yo pregunto, ¿qué satisfacción puede dar todo esto? pero, al contextualizar en los años cincuenta en donde seguían (o siguen pensando hasta nuestros días) que la mujer no tenía ningún valor y se le inculcaba que su mayor felicidad era servirle eficientemente al marido, tiene un poco de sentido esta “satisfacción” que las mujeres llegara a sentir.


Esta guía sin duda, me parece que está llena de violencia hacia la mujer. No fue tomada en cuenta como ser humana, capaz de decir lo que pensaba sin temor alguno, de decidir lo que quería hacer o no, sino que todo el tiempo se muestra a una mujer sometida ante su esposo, para servirle de esclava en cualquier momento, hasta en lo más banal. Me llena de tristeza, saber que la vida marital de muchas mujeres fue así. Una de ellas, fue mi abuela y por ello, me gustaría que estuviera aquí y decirle que estaba en un error, porque todo lo que hizo, valió más que todo el dinero que mi abuelo llevó a la casa; que se hubiera preocupado más por su salud, por sus intereses como mujer, y que hubiera creído en ella; en su valentía e inteligencia.


LA MUJER EN LA PUBLICIDAD


La única finalidad de la publicidad es que el consumidor compre el producto que se anuncia, en medio de una competencia infinita, ya que hay miles de productos que ofrecen lo mismo.


Para esto, se utiliza la cuerpa de la mujer de diferentes maneras:



Estas dos imágenes publicitarias de cervezas de diferentes compañías, no tienen relación directa con lo que se está anunciando que en este caso, es la cerveza, sino que se refieren a la foto de la mujer y al destapador en forma del cuerpa de mujer. Este desfase es sin duda deseado: se trata de transferir hacia el objeto el halo erótico del cuerpo utilizado (2) .

También se utilizan sólo partes del cuerpa, con poses seductoras para atraer al público masculino. Humillando de esta manera a la mujer, en donde su cara está ausente y sólo importan su busto o su vagina.

.



Los anuncios de lencería para dama de las marcas famosas, no se enfocan en convencer a las mujeres de comprarla, ya que por medio de poses y miradas sugestivas, esta publicidad va dirigida a un público masculino de manera indirecta, y de esta forma, las mujeres compran el brassier o la tanga, porque ya descifró el mensaje de esta publicidad: les gustará a los hombres verles puestas aquellas prendas. Sin embargo, los hombres no necesitan sentir el deseo femenino para comprar un producto.



El cuerpo de las mujeres es, no metafóricamente sino realmente, un territorio enemigo, controlado, vencido, saqueado y explotado.( 3)


En la publicidad también se ridiculiza y desvaloriza sus capacidades físicas e intelectuales. Como ejemplos, los anuncios siguientes:



En el primero, se pone en duda si la mujer puede abrir la catsup o no; en el segundo, la mujer es comestible, y si hay muchas es “buffet” y en el tercero, la mujer es ridiculizada siendo muy sonriente con una fibra para lavar los trastes, como si esto fuera sinónimo de felicidad.


CONCLUSIÓN:

La publicidad que diariamente vemos en la televisión, en el transporte, que escuchamos en la radio, etc, sólo refleja la sociedad en que vivimos. Es obvio que allí está la trampa profunda que el modelo arcaico dominante tiende a las mujeres: si sólo existen como personas únicamente en el deseo y en la mirada puestas sobre ellas por los hombres, es necesario que se adapten a esto para sentir que existen. (4)


A lo largo de toda la historia de la humanidad, esto ha existido y no ha cambiado. Como ya lo mencioné antes, desde épocas antiguas la mujer es representada como objeto sexual, y la pintura también hizo lo mismo, al pintar desnuda a la mujer, con una mirada sugestiva hacia el hombre, para obtener aceptación, no de ella misma, sino de la que le da él como espectador.

La “Guía de la buena esposa” la cual analicé en este ensayo, la mujer pasa a segundo plano y todo lo que importa, es lo que gira en torno al hombre y el único deber de la esposa es servir al hombre en todo y ante todo sin recibir algo cambio, ya que era considerado como su “obligación”.


Me parecen horribles estos consejos, ya que en ellos no somos consideradas con derecho a expresarnos, a descansar, a hacer alguna actividad que nos guste, y lo cual ocasiona que nuestra vida se vaya apagando sirviendo al otro, sin recibir algún reconocimiento por el esfuerzo que hacemos día con día.


Cuando busqué todas estas imágenes, encontré muchísimas, y me dio tristeza darme cuenta cómo la sociedad en que vivimos, en donde a cada momento nos ataca a nosotras de todas las maneras posibles: en cómo nos vestimos, hablamos, en cómo nos relacionamos con los demás, con la belleza por los estereotipos, en el noviazgo, en el matrimonio, etc. En donde lo que impera, es el dominio permitido que tiene el hombre hacia nuestra cuerpa, para utilizarlo como objeto, para compararlo con cualquier cosa y para ridiculizarlo. Tenemos que luchar para que nuestra cuerpa sea visto como lo que es, y no como un objeto manipulable que puede ser cualquier cosa. Sé que es difícil, pero no imposible.


BIBLIOGRAFÍA:

Berger, John. Modos de ver. Edit. Gustavo Gili. Barcelona: 2016.


Héritier, Francoise. Masculino/Femenino II. Edit. Fondo de Cultura Económica. Argentina: 2002.

Balaguer Callejón, M. Luisa. La mujer y los medios de comunicación de masas: El caso de la publicidad y televisión. Edit. Arguval. España: 1985.


1 BERGER, John. Modos de ver. Barcelona: Gustavo Gili, 2016. p.47.

2 HÉRITIER, Francoise. Masculino/Femenino II. Argentina: Fondo de Cultura Económica, 2002. p.273

3 IDEM, pág. 281.

4 IBIDEM, pág. 280.

 
 
 

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