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- jesusfloresh3316 sept 2017Me gusta
- mariela.berher09 jun 2017Ley de Seguridad InterioDesde hace más de 10 años, siguen diciendo que el uso de las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública será una medida temporal y que responde a la corrupción de la policía, ya que ésta ha sido incapaz de responder a los altos índices de violencia. Justificación que puede convencer a muchos, quienes sólo piensan en lo inmediato y que a mi consideración personal, no es más que una salida fácil y rentable políticamente. Lo anterior lo explicaré. Las consecuencias durante y después de una intervención militar, no siempre reducen la violencia cómo han anunciado enérgicamente, al contrario, tras el paso militar dejan miles de muertos y estos no son temporales ni "daños colaterales" como lo mencionaba Calderón. Este comentario, no tiene el fin de descalificar a las fuerzas armadas, sino que es para "evidenciar lo evidente", las fuerzas armadas no están capacitadas para realizar tareas de seguridad pública, basta con ver su índice de letalidad, las ejecuciones extrajudiciales, los casos de tortura; y por otra parte, también visibiliza la falta de importancia hacia la policía, un sector olvidado, y que con esta ley pareciera que seguirá olvidada. Finalmente, es necesario el regreso gradual de las fuerzas armadas a los cuarteles y que en vez de regular su actuación sin pensar en las consecuencias a mediano y largo plazo, se piense en cambiar a la policía para que deje de ser un pago electoral, un brazo armado de la corrupción, es decir, pensar en una reforma policial real, en esto radica el verdadero trabajo para reducir la violencia y la delincuencia.Me gusta
- Moderador FORO04 jun 2017Elecciones 2017Autora: Marcela Bravo Ahuja 30 de mayo de 2017 El próximo domingo se llevarán a cabo las contiendas políticas de este año. Sé que para muchos no son del nivel de interés que para mí, en tanto he hecho de lo electoral mi tema de estudio, y no es para menos. La política, los políticos y sus partidos sufren en general, en las democracias contemporáneas, una grave crisis de legitimidad. México no es la excepción, con los escasos logros y pocos cambios en el ejercicio del poder que pudo constatar la sociedad de este país, esperanzada como estuvo de la apertura del país desde hace casi cuarenta años. Sin embargo, estimados radioescuchas, a pesar que no se juegan el número del cargo de las del año pasado, terminarán de definir la correlación de fuerzas hacia 2018, por lo que debemos seguir de cerca sus resultados, y de ser el caso participar en los comicios con juicio y responsabilidad. Hagamos por ello un balance de estos procesos hasta el día de hoy, hablemos de las sorpresas que ha habido, y atrevámonos a hacer pronósticos si bien los politólogos no somos muy atinados en esto de predecir. Estas elecciones se han destacado por su nivel de competitividad y por campañas realmente sucias. Por el lado del PAN no veo sorpresas en el sentido que jugó a un control central de las candidaturas en las entidades gobernadas por el PRI, y a las alianzas con el PRD ahí donde se pudo, que fue en Nayarit y en Veracruz. La alianza en Coahuila abortó, al no poderse armar la del Estado de México. En Nayarit pudo encontrar, y eso fue inesperado, a un candidato idóneo en la figura de Antonio Echevarría, hijo de un exgobernador quien precisamente llegó al poder estatal en una coalición de ambos partidos, mas tras un sexenio que dejó mucho que desear no evitó que el PRI regresara. La sorpresa ha sido que esta pobre candidatura creció. De nada le ha servido al gobernador Roberto Sandoval apoyar como se pueda al candidato tricolor, Manuel Cota. A decir de todos los estudiosos y de las encuestas, la clara ventaja de esta oposición, de dos a uno, se debió al escándalo que fue la detención del Procurador del estado en Estados Unidos por lavado de dinero. Es un escándalo que en la mentalidad ciudadana se suma a la imagen salvaje que ha dado el enriquecimiento ilícito sobre todo de gobernantes priistas. No se puede perdonar que su regreso al poder haya resultado en tamaño espectáculo. Así las cosas, en Nayarit no pintó suficientemente MORENA (con su candidato Miguel Navarro) como tampoco lo hizo en Coahuila, estado que como el de México no ha experimentado alternancia. (En ambos casos al máximo cosechará el 20% de la votación.) En Coahuila, el PRI ha tenido que sufrir también el efecto de las acusaciones contra el exgobernador Humberto Moreira, a pesar de ya no ser miembro del tricolor al haber aceptado una candidatura por otro partido en busca al parecer de fuero. Además el Revolucionario Institucional no resolvió bien la selección de candidato a gobernador de Miguel Ángel Riquelme, al grado que el diputado federal Javier Guerrero abandonó sus filas y se presentó como independiente. Ello fue una sorpresa como lo ha sido el que pese al apoyo del Partido Verde, de Nueva Alianza y de varios partidos locales, pese a que su contrincante panista, Guillermo Anaya, enfrentó una importante batalla interna para su nominación, el abanderado tricolor se haya caído al grado de poder perder la elección. Al parecer está muy cerrada, e incluso hay números que ya muestran al PAN con el triunfo. Coahuila es un ejemplo, por el lado del PRI, que es un partido sin posibilidades de ofrecer un discurso creíble para el votante, quien de frente a una opción sólida se inclina por el cambio, sin caer en la trampa de fragmentar el voto. Coahuila es también un ejemplo de entidad en la que MORENA, aun con un buen candidato como el empresario taurino Armando Gaudiana, tiene dificultad de penetrar. No es el caso de Veracruz, donde sólo habrá elecciones de presidentes municipales, pero demuestra la competitividad del partido de Andrés Manuel López Obrador. Así, está incidiendo en municipios urbanos donde hace un año no caló, pudiéndose prever que dejarán a los priistas en un tercer lugar (salvo quizás en Coatzacoalcos). En Veracruz PAN- PRD por un lado sobre todo, y MORENA por el otro, son los punteros para ocupar las alcaldías. He dejado al final el Estado de México porque es la joya de la corona, por la importancia de la entidad dada su colindancia con la Ciudad de México, por su nivel de desarrollo que es paralelo a sus contrastes, desigualdad y dificultades, y por supuesto por su enorme lista electoral. Las miradas han estado puestas en esta contienda, difícil de predecir desde un comienzo porque el PRI, si bien ganó la última elección para gobernador ampliamente (más aún que hace doce años cuando el actual presidente Enrique Peña Nieto fue el candidato sorpresa de Arturo Montiel para sucederle), a nivel de elecciones locales ya sea el PAN o el PRI habían avanzado con altibajos en ocupar presidencias municipales y curules en el Congreso local. En la coyuntura actual de crisis de la administración federal peñista, con la popularidad presidencial en el piso, era de esperarse que los partidos de oposición tuvieran oportunidad. Una vez más, como hace seis años, la posibilidad de una alianza PAN-PRD parecía una vía para lograr por fin la alternancia, a pesar de que la fuerza con la que llegaría a la contienda MORENA era aún desconocida. Una vez más, esta coalición no fue posible porque no encontraron un candidato que convenciera a ambos partidos. Cabe recordar que el senador Alejandro Encinas no aceptó presentarse sin toda la izquierda, siendo que MORENA no quería saber del PRD, tal como los perredistas no querían saber de Josefina Vázquez Mota, la panista que finalmente impulsó el dirigente nacional Ricardo Anaya como candidata, pese al disgusto de los líderes estatales de su partido, porque era la mejor posicionada a su parecer para vencer a los priistas. Pero la sorpresa aquí no fue aquello, sino tres hechos: que Vázquez Mota como candidata del PAN no jalara preferencias como se esperara, que a la vez la candidatura perredista de Juan Zepeda creciera al punto de al parecer rebasarla, y sobre todo que la candidata de MORENA Delfina Gómez creciera como burbuja, y terminara según las encuestas disputándole el triunfo al candidato que fue del PRI, Alfredo del Mazo Maza. La verdad es que ingenuamente no se esperaba que del Mazo representara tantos puntos negativos para los electores, a partir de su pertenencia a una familia como la suya de la que han salido dos gobernadores, su abuelo y su padre, con la que además está emparentado el Presidente de la República. En estos momentos imponer su candidatura puede parecer una torpeza, pero quizás Peña Nieto pensó que era peor preferir un aspirante del grupo del gobernador Eruviel Ávila, de los que había varios por él impulsados. Sin la preparación adecuada, es mi parecer, sin experiencia suficiente, con todo y los escándalos de los que ella y su protector Andrés Manuel López Obrador han sido objeto, algunos importantes como es el dinero que llega al partido de forma poco transparente o el apoyo que le otorgó a su mentor Higinio Martinez como presidenta municipal de Texcoco, el PRI está tan desgastado y el voto de oposición tan dividido, que sí la candidata de MORENA puede ganar. Pero no lo veo personalmente del todo seguro, a pesar que el triunfo del PRI puede desatar un conflicto postelectoral al grado de anular los comicios. Lo digo porque las encuestas más confiables le siguen dando el triunfo al tricolor, un triunfo apretado que lo será más ahora que el PT declinó por Delfina, pero también porque los panistas suelen quedarse en sus casas cuando van a perder, mientras los menos se atreverán quizás a inclinarse por el PRI por afinidad ideológica, para detener a AMLO. La afinidad ideológica, aun en tiempos como los actuales cuando la política ya no alcanza tanto a analizarse a partir del eje izquierda-derecha, sigue siendo importante. Y si no lo fuera lo suficiente, habrá otros que se inclinarán por un voto antisistema para los que el PRD será una opción. Por otra parte el voto indeciso, si bien es esencialmente antisistema, tiene varias opciones a su alcance. Me quedan dudas: ¿Por qué el PRI no se puso todas las pilas en Coahuila? ¿Por qué el PAN no se puso todas las pilas en el Estado de México? ¿Hay un pacto detrás de ello, un pacto contra AMLO, incluido del PRD? ¿Quién ha apoyado a Juan Zepeda? ¿No es el mismo gobierno del Estado de México, como algunos han supuesto? López Obrador tiene demasiados enemigos, enemigos que lo han estado acorralando, por los que en los últimos días ha perdido la paciencia y revelado peligrosamente sus debilidades. Entiendo: se está jugando mucho en estas elecciones, en las que como en el 2016 crecerá pero quizás no todo lo que quiere, mientras el PAN tendrá según creo otra gran jornada que le salpicará al PRD, y mientras el PRI sufre su decadencia. Al parecer, regresó al gobierno federal para al fin morir, o casi.Me gusta
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