Desde hace más de 10 años, siguen diciendo que el uso de las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública será una medida temporal y que responde a la corrupción de la policía, ya que ésta ha sido incapaz de responder a los altos índices de violencia. Justificación que puede convencer a muchos, quienes sólo piensan en lo inmediato y que a mi consideración personal, no es más que una salida fácil y rentable políticamente.
Lo anterior lo explicaré. Las consecuencias durante y después de una intervención militar, no siempre reducen la violencia cómo han anunciado enérgicamente, al contrario, tras el paso militar dejan miles de muertos y estos no son temporales ni "daños colaterales" como lo mencionaba Calderón. Este comentario, no tiene el fin de descalificar a las fuerzas armadas, sino que es para "evidenciar lo evidente", las fuerzas armadas no están capacitadas para realizar tareas de seguridad pública, basta con ver su índice de letalidad, las ejecuciones extrajudiciales, los casos de tortura; y por otra parte, también visibiliza la falta de importancia hacia la policía, un sector olvidado, y que con esta ley pareciera que seguirá olvidada.
Finalmente, es necesario el regreso gradual de las fuerzas armadas a los cuarteles y que en vez de regular su actuación sin pensar en las consecuencias a mediano y largo plazo, se piense en cambiar a la policía para que deje de ser un pago electoral, un brazo armado de la corrupción, es decir, pensar en una reforma policial real, en esto radica el verdadero trabajo para reducir la violencia y la delincuencia.