La violencia es una tradición, existen pactos patriarcales. Se hizo un breve recuento de alumnas víctimas de violencia feminicida en contextos fuera y dentro de la Universidad, es necesario humanizar a las víctimas, nombrarlas, que dejen de ser cifras. La institución debería dar un acompañamiento a familiares en cada caso, ese posicionamiento político demostraría ética institucional, la valoración de la vida. Es totalmente relevante promover una cultura de la prevención.

Después de explicar los pasos que conforman un proceso para levantar una denuncia, hubo un diálogo nutrido en torno a los alcances, limitantes y falta de funcionamiento del protocolo de género en la UNAM. También se debatió en torno a llegar a espacios institucionales, generar mecanismos para crear diálogo, saber desde dónde se está discutiendo y tomando decisiones, y se recalcó la necesidad de conformar un movimiento sólido que haga contrapeso a lo institucional para poder trascender estos espacios.

Al final de la presentación de la propuesta de Raquel se plantearon preguntas como: más allá del protocolo ¿Cómo va la organización? ¿Cómo vamos a construir alianzas? ¿Qué imposibilita su gestación? En este sentido se vertieron ciertas ideas para pensar desde otros lugares la emergencia de construir un movimiento feminista sólido con la participación conjunta de estudiantado y profesorado, buscar alianzas con movimientos organizados de mujeres más allá del ámbito universitario.